La mística del fumador de puros no conoce de fronteras ni de géneros cinematográficos. Protagonistas de diversa índole que viven las más diversas situaciones comparten su placer con los espectadores, en el que el puro aporta matices y rasgos a la identidad del personaje.
El puro empezó a aparecer en pantalla desde los inicios del medio. Las primeras apariciones en el cine mudo tienen lugar a través de su genio más indiscutible: Charles Chaplin. En Luces de la ciudad (1931) da vida a un vagabundo que, tras salvar la vida de un millonario, pasa una velada con él rodeado de lujos. Antes de cenar, Charlot se fuma su primer puro y como no podía ser de otra manera, acaba provocando una escena cómica.
El bigote, las gafas y el puro son los signos de identidad de la personalidad brillante de Groucho Marx, otro de los cómicos indispensables de la época dorada del séptimo arte. El tercero de cinco hermanos de esta artística saga familiar tiene un puro entre sus dedos en la mayoría de películas que protagoniza con sus hermanos, Chico y Harpo.
Cambiando de género y de vitola, el western y Clint Eastwood son dos menciones ineludibles. En Por un puñado de dólares (1964), un clásico del cine del oeste de Sergio Leone y rodada en el desierto de Tabernas, en Almería, el pequeño puro que fuma el protagonista redondea la personalidad de este carismático héroe del spaghetti western.
Y ahora, una de gánsteres. En Hampa dorada (1931), Edward Goldenberg Robinson interpreta a uno de los gánsteres más recordados en Hollywood por el endiablado encanto que supo transmitir a su personaje. En esta película y en Cayo Largo (1948), protagonizada por Humphrey Bogart y Lauren Bacall, el actor traspasó su pasión por los puros a los platós.
Continuando con el género; la memorable actuación de Al Pacino en Scarface (1983) no sería completa si no fuera por el carácter hedónico de un personaje que encuentra tiempo para disfrutar de sus pasiones mientras lleva a cabo sus fechorías criminales. Por Uno de los nuestros (1990), Joe Pesci ganó el premio Óscar al mejor actor secundario por dar vida a Tommy Devito, un criminal apasionado por la comida italiana, el whisky y fumar puros.
Más allá de los géneros, el puro forma parte de la identidad de otros personajes y actores como el general Jack Ripper de ¿Teléfono rojo? Volamos hacía Moscú (1964), Gene Hackman en Marea roja (1995), donde da vida al capitán del submarino nuclear, o el puro que se fuman Will Smith y Jeff Goldblum en Independence Day (1996) para celebrar la victoria final.